abril 19, 2013

Biografia de Luis de Góngora y A

Foto de Luis de Góngora y A
Biografía de Luis de Góngora y A
(Córdoba, España, 1561-id., 1627) Poeta español. Nacido en el seno de una familia acomodada, estudió en la Universidad de Salamanca. Nombrado racionero en la catedral de Córdoba, desempeñó varias funciones que le brindaron la posibilidad de viajar por España. Su vida disipada y sus composiciones profanas le valieron pronto una amonestación del obispo (1588).
Luis de Góngora, e
n 1603 se hallaba en la corte, que había sido trasladada a Valladolid, buscando con afán alguna mejora de su situación económica. En esa época escribió algunas de sus más ingeniosas letrillas, trabó una fecunda amistad con Pedro Espinosa y se enfrentó en terrible y célebre enemistad con su gran rival, Francisco de Quevedo. Instalado definitivamente en la corte a partir de 1617, fue nombrado capellán de Felipe III, lo cual, como revela su correspondencia, no alivió sus dificultades económicas, que lo acosarían hasta la muerte.
Aunque en su testamento hace referencia a su «obra en prosa y en verso», no se ha hallado ningún escrito en prosa, salvo las 124 cartas que conforman su epistolario, testimonio valiosísimo de su tiempo. A pesar de que no publicó en vida casi ninguna de sus obras poéticas, éstas corrieron de mano en mano y fueron muy leídas y comentadas.
En sus primeras composiciones (hacia 1580) se adivina ya la implacable vena satírica que caracterizará buena parte de su obra posterior. Pero al estilo ligero y humorístico de esta época se le unirá otro, elegante y culto, que aparece en los poemas dedicados al sepulcro del Greco o a la muerte de Rodrigo Calderón. En la Fábula de Píramo y Tisbe(1617) se producirá la unión perfecta de ambos registros, que hasta entonces se habían mantenido separados.
Entre 1612 y 1613 compuso los poemas extensosSoledades y la Fábula de Polifemo y Galatea, ambos de extraordinaria originalidad, tanto temática como formal. Las críticas llovieron sobre estas dos obras, en parte dirigidas contra las metáforas extremadamente recargadas, y a veces incluso «indecorosas» para el gusto de la época. En un rasgo típico del Barroco, pero que también suscitó polémica, Góngora rompió con todas las distinciones clásicas entre géneros lírico, épico e incluso satírico. Juan de Jáuregui compuso su Antídoto contra las Soledades y Quevedo lo atacó con su malicioso poema Quien quisiere ser culto en sólo un día... Sin embargo, Góngora se felicitaba de la incomprensión con que eran recibidos sus intrincados poemas extensos: «Honra me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que ésa es la distinción de los hombres cultos».
El estilo gongorino es sin duda muy personal, lo cual no es óbice para que sea considerado como una magnífica muestra del culteranismo barroco. Su lenguaje destaca por el uso reiterado del cultismo, sea del tipo léxico, sea sintáctico (acusativo griego o imitación del ablativo absoluto latino). La dificultad que entraña su lectura se ve acentuada por la profusión de inusitadas hipérboles barrocas, hiperbatones y desarrollos paralelos, así como por la extraordinaria musicalidad de las aliteraciones y el léxico colorista y rebuscado.
Su peculiar uso de recursos estilísticos, que tanto se le criticó, ahonda de hecho en una vasta tradición lírica que se remonta a Petrarca, Mena o Herrera. A la manera del primero, gusta Góngora de las correlaciones y plurimembraciones, no ya en la línea del equilibrio renacentista sino en la del retorcimiento barroco. Sus perífrasis y la vocación arquitectónica de toda su poesía le dan un aspecto oscuro y original, extremado si cabe por todas las aportaciones simbólicas y mitológicas de procedencia grecolatina.
Su fama fue enorme durante el Barroco, aunque su prestigio y el conocimiento de su obra decayeron luego hasta bien entrado el siglo XX, cuando la celebración del tercer centenario de su muerte (en 1927) congregó a los mejores poetas y literatos españoles de la época (conocidos desde entonces como la Generación del 27) y supuso su definitiva revalorización crítica.

Poemas de Luis de Góngora
A continuación, los mejores poemas de Luis de Góngora: 
  • A cierta dama que se dejaba vencer
  • A córdoba
  • A don antonio de las infantas
  • A don antonio venegas
  • A don cristóbal de mora
  • A don diego páez de castillejo y valenzuela
  • A don fray diego de mardones
  • A don fray pedro gonzález de mendoza y silva
  • A don luis de ulloa
  • A don luis de vargas
  • A don pedro de cárdenas
  • A don sancho dávila
  • A doña brianda de la cerda
  • A doña catalina de la cerda
  • A francisco de quevedo
  • A fray esteban izquierdo
  • A juan de villegas
  • A juan rufo
  • A juan rufo, jurado de córdoba
  • A júpiter
  • A la arcadia
  • A la bajada de muchos caballeros de madrid
  • A la embarcación
  • A la marquesa de ayamonte, dándole unas piedras
  • A la memoria de la muerte y del infierno
  • A la purísima concepción de nuestra señora
  • A la rigurosa acción con que san ignacio redujo un pecador
  • A la tela de justar de madrid
  • A las damas de la corte
  • A las fiestas del nacimiento del príncipe
  • A lo poco que hay que fiar de los favores de los cortesanos
  • A los celos
  • A nuestra señora de atocha
  • A su hijo del marqués de ayamonte
  • A un caballero de córdoba
  • A un caballero poeta
  • A un fraile franciscano
  • A un pintor flamenco
  • A un sueño
  • A un tiempo dejaba el sol
  • A una casa de campo
  • A una casería
  • A una dama que conoció niña
  • A una dama vestida de leonado
  • A una enfermedad de doña catalina de la cerda
  • A una sangría de un pie
  • A unos álamos blancos
  • Acredita la esperanza con historias sagradas
  • Al conde de villamediana
  • Al conde de lemus, viniendo de ser virrey
  • Al conde de lemus, yéndole a visitar a monforte
  • Al conde de villamediana, de su faetón
  • Al doctor narbona
  • Al duque de feria
  • Al excelentísimo señor el conde duque
  • Al llanto y suspiros de una dama
  • Al marqués de ayamonte
  • Al marqués de ayamonte, determinado
  • Al marqués de ayamonte, partiendo
  • Al marqués de ayamonte que, pasando por córdoba
  • Al marqués de velada, herido de un toro
  • Al mismo
  • Al monte santo de granada
  • Al nacimiento de cristo nuestro señor
  • Al padre francisco de castro
  • Al padre juan de pineda
  • Al padre maestro hortensio
  • Al poeta pedro soto de rojas
  • Al puerto de guadarrama
  • Al serenísimo infante cardenal
  • Al sol, porque salió, estando con su dama, y le fue forzado dejarla
  • Al tramontar del sol
  • Al tronco filis de un laurel sagrado
  • Al túmulo de écija
  • Alegoría de la primera de sus soledades
  • Allá darás, rayo
  • Amarrado al duro banco
  • Ándeme yo caliente
  • Ánsares de menga
  • Aquí entre la verde juncia
  • Aunque a rocas de fe ligada vea
  • Burlándose de un caballero prevenido
  • Ciego que apuntas y atinas
  • Con diferencia tal, con gracia tanta
  • Convoca los poetas de andalucía
  • Cosas, celalba mía, he visto extrañas
  • ¿cuál del ganges marfil, o cuál de paro
  • Cuando pitos flautas
  • Cuantas al duero le he negado ausente
  • Cuatro o seis desnudos hombros
  • Cura que en la vecindad
  • De chinches y de mulas voy comido
  • De don francisco de padilla
  • De don rodrigo sarmiento
  • De la ambición humana
  • De la brevedad engañosa de la vida
  • De la capilla de nuestra señora del sagrario
  • De la esperanza
  • De la jornada de larache
  • De la jornada que su majestad hizo a andalucía
  • De la marquesa de ayamonte y su hija, en lepe
  • De la toma de larache
  • De las muertes de don rodrigo calderón...
  • De las pinturas y relicarios de una galería
  • De los mismos
  • De los que censuraron su polifemo
  • De los señores reyes don felipe iii y doña margarita
  • De madrid
  • De puños de hierro ayer
  • De pura honestidad templo sagrado
  • De san lorenzo el real del escorial
  • De un caballero que llamó soneto a un romance
  • De un caminante enfermo
  • De un jabalí que mató en el pardo
  • De una dama
  • De una quinta del conde de salinas
  • De una quinta que hizo el obispo don antonio venegas
  • De unas fiestas en valladolid
  • De unos papeles que una dama le había escrito
  • Dejadme llorar
  • Del casamiento que pretendió el príncipe de gales
  • Del conde de villamediana
  • Del marqués de santa cruz
  • Del rey y reina nuestros señores en el pardo
  • Del túmulo que hizo córdoba
  • Del túmulo que hizo córdoba en las honras
  • Determinado a dejar sus pretensiones
  • Diez años vivió belerma
  • Dilatándose una pensión que pretendía
  • Dineros son calidad
  • Duélete de esa puente, manzanares
  • El que a su mujer procura
  • El sastre
  • En dos lucientes estrellas
  • En el caudaloso río
  • En el cristal de tu divina mano
  • En el sepulcro de la duquesa de lerma
  • En el túmulo de las honras del señor rey don felipe iii
  • En la enfermedad de que murió el señor rey don felipe iii
  • En la jornada de portugal
  • En la misma ocasión
  • En la muerte de don rodrigo calderón
  • En la muerte de doña guiomar de sa
  • En la muerte de dos señoras mozas
  • En la muerte de enrique iv, rey de francia
  • En la muerte de tres hijas del duque de feria
  • En la muerte de un caballero mozo
  • En la muerte de una dama portuguesa en santarén
  • En la muerte de una señora
  • En la partida del conde de lemus y del duque de feria
  • En la verde orilla
  • En los pinares de júcar
  • En una enfermedad de don antonio de pazos
  • Entre los sueltos caballos
  • Érase una vieja
  • Fábula de polifemo y galatea
  • Frescos airecillos
  • Grandes, más que elefantes y que abadas
  • Hermana marica
  • Ilustre y hermosísima maría
  • Infiere, de los achaques de la vejez
  • Inscripción para el sepulcro de domínico greco
  • Jura pisuerga a fe de caballero
  • La chacona a las sonajas
  • La desgracia del forzado
  • La dulce boca que a gustar convida
  • Las flores del romero
  • Las tablas del bajel despedazadas
  • Lilio siempre real nascí en medina
  • Llegué a valladolid; registré luego
  • Llegué, señora tía, a la mamora
  • Lloraba la niña
  • Los blancos lilios que de ciento en ciento
  • Los dineros del sacristán
  • Los montes que el pie se lavan
  • Luto poético
  • Manda amor en su fatiga
  • Mientras por competir con tu cabello
  • Muerto me lloró el tormes en su orilla
  • Ni en este monte, este aire, ni este río
  • No de fino diamante o rubí ardiente
  • No destrozada nave en roca dura
  • No vayas, gil, al sotillo
  • Noble desengaño
  • Oh, bien haya jaén
  • ¡oh claro honor del líquido elemento
  • ¡oh qué malquisto con esgueva quedo
  • Oro no rayó así flamante grana
  • Para el principio de la historia del señor rey don felipe ii
  • Para la cuarta parte de la pontificial del doctor babia
  • Para un retrato de don juan de acuña
  • Por niñear, un picarillo tierno
  • ¿qué lleva el señor esgueva?
  • Que pida a un galán minguilla
  • ¡que se nos va la pascua, mozas
  • Raya, dorado sol, orna y colora
  • Rey de los otros, río caudaloso
  • Segundas plumas son
  • Señora doña puente segoviana
  • Servía en orán al rey
  • Sobre unas altas rocas
  • Soledad primera
  • Soledad segunda
  • Soledades
  • ¿son de tolú, o son de puertorrico
  • Suspiros tristes, lágrimas cansadas
  • Tardándose el conde de villaflor
  • Tras la bermeja aurora el sol dorado
  • Un buhonero ha empleado
  • Una moza de alcobendas
  • Valladolid, de lágrimas sois valle
  • Verdes juncos del duero a mi pastora
  • Volviéndose a francia el duque de humena
  • ¿vos sois valladolid?
  • Vuela, pensamiento, y diles
  • Ya de mi dulce instrumento
  • Ya no más, ceguezuelo hermano
  • Ya que con más regalo el campo mira